Cómo calentar un “frío” laboratorio de ciencias

27/04/2015

Por Nelson Niher (México).

“En 1892 se realizó la primera identificación criminal a través de las huellas dactilares. El caso: una madre asesinó a sus dos hijos y se hirió para culpar a un supuesto asaltante. Las huellas que dejó mostraron que ella era la culpable. Confesó su crimen y así inició el uso de huellas en investigaciones policiales. El día de hoy ustedes fungirán como detectives profesionales. Les he pedido a todos que pongan su huella al inicio de la clase en un pedazo de papel, con su nombre al lado. Su misión en este momento es descubrir a quiénes pertenecen las dos huellas que les entregaré”.

Huella

Actividades como esta no sólo despiertan el interés de los estudiantes para aprender algo nuevo, sino que los reta a trabajar en equipo, proponer ideas y abrirse al gusto de estar en un “frío” laboratorio de ciencias. A partir de esta actividad pueden surgir otras más para ser aplicadas en temas de ciencias exactas y sociales: herencia genética, características físicas (fenotipo), sustancias químicas producidas por la piel, patrones matemáticos que siguen las huellas, forma y clasificación, individuo y sociedad, historia, seres únicos, células, regeneración celular… usando la creatividad, las opciones son bastas.

Ajustar los criterios de cumplimiento de la tarea, las pautas de actuación e incluso las orientaciones y recomendaciones generales para abordarla según la diversidad de estudiantes que se tenga ¡es muy importante!, ya que de lo que se trata es de generar experiencias de aprendizaje significativo para todos.

“En cada mesa de trabajo hay una taza. Cada equipo elegirá a un estudiante que debe marcar con la huella de su pulgar distintas partes de la taza. Después, con los guantes de látex que trajeron, tomarán la taza de otro equipo con el fin de descubrir a quién pertenece la huella encontrada”.

Huellas

Así, es importante dejar que los estudiantes hagan hipótesis, propongan formas y métodos de trabajo en equipo para lograr el objetivo. Estos momentos deben ser aprovechados por el profesor, pues es en esta interacción entre pares donde puede encontrar pistas sobre cómo continuar trabajando con el grupo: alumno líder, pasivo, inquieto, propositivo, negativo, apático, aislado, desinteresado… y es ahí donde sutilmente participa para que todos logren el fin: no encontrar la huella, sino desarrollar sus habilidades, valores y actitudes.

El profesor es el encargado de preparar el ambiente de aprendizaje adecuado, y como vimos en el ejemplo de arriba se puede lograr con materiales sencillos: en esta actividad coloca en las mesas cinta adhesiva, talco, papel o cartulina negra, tinta para huella, taza de cerámica, guantes de látex, lupa (algunos materiales los puede pedir a los estudiantes con lo que se logra despertar su curiosidad). Al término de las actividades es recomendable guiar a los estudiantes a la toma de conciencia sobre lo que significa  aprender ciencias en el laboratorio: participación, trabajo colaborativo, concentración y compromiso.

Huellas2

Es importante aclarar que el profesor tendrá, de aquí en adelante, un reto interesante: encontrar actividades sencillas pero de nivel elevado, prácticas de laboratorio, ejercicios y actividades que vayan despertando el interés de los estudiantes por las ciencias (algunos profesores creen que al laboratorio sólo se va a usar matraces, vasos de precipitados, mecheros, microscopios… si cuentan con ese material y equipo pueden aprovecharlo de múltiples formas). Cada tema que se pretende enseñar puede llevarse al laboratorio de manera práctica, solo se requiere que el profesor disfrute de su práctica docente y se interese por el aprendizaje de los estudiantes con un pequeño esfuerzo. Poco a poco, innovando y creando actividades el profesor podrá ejercitar sus habilidades creativas hasta lograr que los estudiantes sean quienes organicen y preparen sus propios ambientes de aprendizaje. Que quede claro: es un reto para el profesor. Al principio se requiere tiempo, lectura, búsqueda eficiente en Internet (una opción interesante es escribir el tema a buscar y ver las imágenes, observar otros trabajos ayuda a crear propuestas didácticas interesantes); cuando el profesor ejercita su mente creativa, encuentra un mar lleno de nuevos peces.

Es importante no agregar más trabajo al profesor del que ya tiene. Por ello las actividades deben ser sencillas, pero con un nivel adecuado, aunque pareciera una contradicción (a veces se cree que aumentar el nivel significa material costoso o poco accesible), el profesor se irá dando cuenta mediante su experiencia que es posible lograrlo.

Animamos a los profesores a encenderse, a calentar su laboratorio, a dar el paso. Aliento a los profesores a experimentar, crear, innovar y arriesgarse a conocer una forma creativa de enseñar ciencias, donde los estudiantes y los profesores disfruten cada hora o clase en el laboratorio.

Calentemos un frío laboratorio con estas actividades. Dejemos el aula un semestre, un curso, un ciclo y veamos los resultados; que todas las clases sean en el laboratorio, haya o no una actividad práctica. ¡Disfrutemos de las clases en el laboratorio!

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